Manuel Javier Rodríguez Erdoíza Nació en Santiago el 24 de febrero de 1785 y murió en Tiltil el 26 de mayo de 1818.
Fue un patriota que realizó incontables hazañas por la independencia de Chile. De profesión abogado, diputado y militar chileno es considerado unos de los principales impulsores del proceso de la independencia en Chile.
Durante el periodo denominado Patria Vieja fue ministro de hacienda y de defensa del gobierno de José Miguel Carrera, además de ser su secretario personal.
En el periodo de la reconquista en que gobernó el bando monarquista, su labor como guerrillero, espía y principal figura de la resistencia independentista en Chile, lo transformó en una leyenda popular. En la batalla de Chacabuco, en la patria nueva, Rodríguez trato mas de una vez en deponer el cargo de director supremo de Bernardo O’Higgins, Rodríguez suponiendo que O’Higgins murió en la batalla de Maipú asume en un breve plazo el cargo de director supremo de la republica.
O’Higgins al volver del campo de batalla, apresa a Rodríguez, durante el traslado a la cárcel de Quillota, era custodiado por soldados siendo asesinado cobardemente de un balazo en la espalda en las cercanías de Tiltil.
Es considerado el padre de la patria. Su presencia, como militar y gobernante, fue crucial en todo el proceso de independencia chilena del dominio español, ya fuera luchando en las batallas de la Independencia o ejerciendo como primer Director Supremo de la nueva nación.
Hijo natural del que fuera gobernador de Chile y virrey del Perú, Ambrosio O'Higgins, nació el 20 de agosto de 1778, en Chillán Viejo. Realizó sus estudios en Lima y luego en Inglaterra, donde conoció a Francisco Miranda, quien lo inició en las ideas independentistas. Muerto su padre en 1801, regresó a Chile a tomar posesión de la hacienda de Las Canteras cercana a la ciudad de Los Ángeles.
En 1810, fue elegido diputado de la recién formada Junta de Gobierno y nombrado coronel de ejército en 1811. En 1813, se enfrentó por primera vez a los realistas en la batalla de El Roble. Su rivalidad con José Miguel Carrera, el otro líder de la Independencia, la llevó a enfrentarse, en 1814, en el combate de Tres Acequias. No obstante su espíritu patriota primó y O'Higgins se unió a Carrera para enfrentar la invasión de las fuerzas realistas dirigidas por Mariano Osorio.
Durante el período de la Reconquista, organizó en Mendoza, junto a José de San Martín, el Ejército Libertador de Los Andes y dirigió la ofensiva chilena. Derrotadas las fuerzas realistas, asumió como Director Supremo y firmó, el 12 de febrero de 1818, la Proclamación de la Independencia de Chile. En algunas de las proclamas dirigidas por O'Higgins a los soldados enemigos que aún resistían, dejó claramente establecida su posición antimonárquica. Sin embargo, su afán por incrementar el desarrollo económico del país, lo impulsó a establecer relaciones comerciales con las principales monarquías europeas.
Entre las obras de su gobierno, tuvo especial relevancia:
La construcción de escuelas primarias, la reapertura del Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, además de la creación de la Escuela Militar. la abolición de los mayorazgos y los títulos de nobleza, la supresión de los escudos de armas y la creación de la legión al mérito, constituciones de 1818 y 1822, misiones diplomáticas de santa sede y a gran bretaña, recuperación de valdivia y expedición libertadora al Perú, publicación de la gaceta del gobierno de chile, creación del mercado de abastos y cementerio general, construcción del paseo las delicias, creación del cementerio de disidentes de Valparaíso, fundación de vicuña, la unión y San Bernardo.
Su gloriosa vida pública -aunque no desprovista de episodios oscuros, como su participación en la muerte de José Miguel Carrera y Manuel Rodríguez- fue evaluada por él mismo en un manifiesto dirigido a su pueblo. Paradójicamente, su abdicación al cargo de Director Supremo de Chile el 28 de enero de 1823, uno de los episodios más tristes de su vida, fue la máxima expresión de su adhesión a la causa del país, ya que voluntariamente se despojó del poder para evitar una guerra civil, dejando como testimonio una emocionada despedida. Falleció en Lima el 24 de octubre del año 1842.
Santiago, Chile, 16 de junio de 1793- † Valparaíso, Chile, 6 de junio de 1837. Como pocas figuras en la historia de Chile, la vida de Diego Portales ha generado diversas interpretaciones sobre su personalidad y sobre el rol político que jugó en la constitución de la naciente república.
Por un lado, desde el día siguiente de la muerte de Portales, se fue construyendo una imagen tradicional sobre su figura, inspirada en el reconocimiento emblemático de un hombre de forja de sólidos ideales de patriotismo y honestidad política, de porte noble y firme hidalguía. La imagen de un hombre que supo pensar la política en teoría y fue capaz de aplicarla a la realidad de la sociedad chilena. Muchas de estas interpretaciones se han basado incluso en la iconografía de Portales y en la reflexión sobre la figura portaliana retratada por el arte. No obstante, los nuevos trabajos historiográficos respaldados por la abundancia de documentos y fuentes antes no utilizados por los investigadores, han hecho surgir nuevas interpretaciones críticas de su figura, donde se reevalúa su aporte en el ámbito del derecho y la política y donde la persona es situada en su contexto y en su perspectiva humana.
El período de la historia de Chile llamado “portaliano” se sitúa a partir de 1830, después de una década de ensayos constitucionales y políticos. Fue una época caracterizada por los gobiernos autoritarios que postulaban un ideario político de orden y obediencia de la sociedad civil frente a la autoridad. La actividad política estuvo centrada en las alianzas estratégicas tendientes a obtener el favor y apoyo de la aristocracia y los sectores poderosos de la Iglesia Católica.
Junto con sus concepciones políticas, la vida personal de Diego Portales, así como las trágicas circunstancias de su muerte, han sido también motivo de interés y estudio. Su pensamiento político y su visión de mundo están expresados en su epistolario y reflexiones y constituyen una fuente privilegiada para el conocimiento de la vida privada de un hombre que ha tenido un gran peso simbólico en la historia de Chile.
